El estilo industrial se creó a mediados del S.XX, en la década de los 50 en los Estados Unidos, cuando diversos artistas se desplazaron de las grandes ciudades al extrarradio. Se instalaron en fábricas y naves abandonadas, y en estas construcciones destacaban: Grandes ventanales, vigas de madera o hierro, columnas de hierro fundido y espacios sin particiones, diáfanos. Estos materiales y distribuciones abiertas son la clave del estilo industrial, para reconvertirse hoy (S.XXI), en una tendencia imprescindible. El estilo industrial se adapta hoy a las nuevas tecnologías y necesidades. El brutalismo del cemento, la belleza y naturalidad de la madera y la piedra; el hormigón o el hierro, son los materiales más empleados en decoración industrial. Combinados se complementan perfectamente para definir espacios más cálidos y acogedores.

Tejidos elegantes y sofisticados con cuerpo y estructuras envejecidas como cuero, la lana o el terciopelo, se configuran como imprescindibles para aumentar la sensación de calidez en el ambiente. Superficies con acabados de mármol o terciopelo adquieren especial relevancia y añaden personalidad y confort a los espacios.

Los colores más utilizados para diseñar espacios industriales son: negros, grises, blancos y marrones, en acabados con texturas, envejecidos y oxidados, son las principales propuestas para un look impecable, junto a verdes secos con tintes agrisados o cobrizos y dorados, los complementos ideales para crear espacios más sobrios y distinguidos.

Destaca el mobiliario de lineas simples, con materiales primarios como el hierro y la madera, en forma de mesas de comedor de madera sin tratar y patas de hierro, mesas de centro con perfiles galvanizados o fabricadas con antiguas máquinas de coser, piezas de palés, bobinas recuperadas, o muebles con grandes ruedas nos permiten configurar un espacio lleno de estilo y línea industrial. Los accesorios y mobiliario fabricados con cemento, se han convertido en elementos de tendencia: jarrones, porta velas, luminarias, sillas y mesas, inundan los hogares para crear ambientes cargados de estilo y personalidad.

Hay piezas que se han convertido en auténticos iconos del diseño industrial, como la silla Tolix, clásico que acaba de cumplir ochenta años, fabricada originalmente en zinc galvanizados por el francés Xavier Pauchard, enseguida adquirió gran popularidad en hospitales y fábricas por su resistencia y fácil limpieza y mantenimiento además de su bajo coste. Se rediseña en 1956 tal y como la conocemos, en distintos acabados y colores.

Estos diseños junto a otros elementos de carácter contrapuesto: materiales oxidados, de cemento, hormigón o hierro, junto a piezas rústicas, actuales o naturales, añadirán más calidez, singularidad y confortabilidad al espacio.

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