arquitectura bioclimática urbanismo sostenible eco-interiorismo
Categoría: Noticias · , 31 de enero de 2018
Galicia es el segundo país del mundo, precedido tan solo por China, en producción de residuos de concha de mejillón. Pese a que no lo parezca, esto es un gran problema ya que se trata de un residuo que ocupa un gran volumen. Se vuelve por tanto necesario buscar una solución viable para gestionar correctamente este bivalvo tan característico de nuestra tierra.
En la actualidad existen empresas encargadas de gestionar las conchas provenientes de desechos de las empresas conserveras, como Abonamar S.L., que reutiliza las conchas de almeja, vieira o berberecho para el sector avícola. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la concha del mejillón, ya que sus afilados bordes hieren a las aves.
El por qué de su uso en el mundo de la construcción surge de la gran necesidad de áridos para morteros y hormigones. La arena es el tercer recurso natural más empleado después del aire y del agua, y el sector de la construcción es el que tiene mayor demanda. El dragado de los fondos marinos y de los ríos en busca de áridos se está convirtiendo en una problemática importante, que está generando un desequilibrio en el ecosistema y en la naturaleza.
El proyecto Biovalvo, planteado por la Universidad de A Coruña (UDC) plantea solventar estos dos problemas: por un lado, reducir la cantidad de conchas de mejillón, que carecen de uso, dándoles una función y reduciendo así el volumen de residuos. Por otro lado, disminuir la demanda de áridos en la construcción, sustituyéndolos por los residuos de mejillón.
Todo esto se pone en práctica en un edificio experimental ubicado en el Campus de Elviña de la UDC. Se intenta incluir en el edificio muchos de los productos derivados de las conchas de mejillón que se han estudiado previamente en el laboratorio. Finalmente, se emplean en el hormigón de cimentación, morteros de revestimiento y a modo de aislamiento en cerramientos. Todo esto se suma a los criterios para casas pasivas que se han comentado en otros artículos del blog, como una buena orientación y una ventilación eficiente.
Con ello se consigue un edificio que, no solo nace fruto de la reutilización de residuos, sino que además consigue la certificación Passivhaus, es decir, tiene un consumo de calefacción y refrigeración prácticamente nulo.
Resulta interesante comprobar que avanzamos en la dirección correcta, y que estamos comenzando a comprender el verdadero mensaje de la sostenibilidad: reducir, reutilizar y reciclar. Este edificio es una clara muestra de estas tres R que forjan los principios de la bioconstrucción. Sin duda un avance esperanzador para el mundo de la construcción.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2015/03/02/udc-construye-modulo-experimental-conchas-mejillon/0003_201503G2P24991.htm