La contaminación es un problema muy presente en nuestra sociedad y son frecuentes las ciudades en las que un elevado nivel de contaminación obliga a restringir el tráfico, puesto que llega a suponer un riesgo para la salud de las personas. Tanto es así, que se estima que el gasto sanitario derivado de la contaminación corresponde entre un 2 y un 4% del PIB.

Tomando como referencia estos datos, resulta bastante normal que se esté comenzando a tomar medidas para paliar los efectos, especialmente en las grandes ciudades, donde los niveles de contaminación son más elevados por culpa de tráfico rodado.

Surgen así los llamados materiales fotocatalíticos, que son materiales con una particular composición que "descontaminan", eliminando las sustancias nocivas del aire que respiramos.

Fueron los japoneses, en la década de los 70, los primeros en comenzar a utilizar este tipo de materiales, como respuesta a sus elevados niveles de polución. En la actualidad los materiales fotocatalíticos se encuentran plenamente implantados en el país asiático. En Europa, Italia fue el país pionero en comenzar a implantarlos, y ahora España comienza a plantearlos como posible solución para paliar los problemas de la contaminación. Y es que, por el momento, no podemos obligar a que la gente utilice vehículos eléctricos o emplee el transporte público, pero podemos al menos tratar de paliar los efectos nocivos que los vehículos actuales producen.

¿En qué consiste la fotocatálisis? Es una reacción de oxidación que se produce cuando coinciden tres factores: dióxido de titanio (el cual actúa como catalizador), oxígeno y luz. Se la conoce como "la fotosíntesis de las superficies urbanas" y neutralizan los óxidos de nitrógeno (NOx) presentes en el humo de los tubos de escape de los coches.

Una vez que los NOx entran en contacto con el material fotocatalítico, el oxígeno presente en el aire y la luz solar hacen que se produzca la reacción química, en la cual el NOx desaparece y sólo quedan nitritos y nitratos en forma de sales que se depositan en el suelo, y que desaparecen con la propia agua de lluvia.

Nuestro país resulta óptimo para aplicar esta tecnología, puesto que contamos con una gran cantidad de horas de luz a lo largo del año. Tan solo sería necesario aplicar el dióxido de titanio sobre los elementos urbanos para que se produzca la reacción.

Hay muchas maneras de emplear la fotocatalisis, desde cementos, materiales de fachada y cubierta o adoquines. Ya se comienzan a ver pavimentos fotocatalíticos en ciudades como Madrid, Barcelona o Pamplona. Se busca incluso crear "islas fotocatalíticas", islas dentro de las ciudades en las que todos los elementos sean fotocatalíticos, desde la envolvente de los edificios hasta la pavimentación urbana.

En cuanto al coste, su precio es ligeramente más elevado, entre un 5% y un 10%, sin embargo, hay que tener en cuenta el ahorro que generaría a largo plazo en gasto sanitario.

Sin duda se trata de unos productos que veremos en un futuro muy próximo en todas las ciudades, y que desde foB arquitectura bioclimática proponemos en muchas de nuestras viviendas.

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