Cada día es más común oír hablar de la biomasa como sustitución a las energías tradicionales como son el petróleo o el gas. Pero, ¿sabes en qué consiste?

La biomasa es toda la materia orgánica producida por los seres vivos como consecuencia de sus actividades vitales. Un ejemplo de biomasa empleada desde tiempos ancestrales es la madera, que se quemaba para poder cocinar los alimentos. Hoy en día son numerosos los productos con los que se puede producir biomasa: desde astillas, huesos de aceitunas, cáscaras de almendras, restos de cosechas o incluso estiércol.

La biomasa es básicamente residuo. Un residuo, que utilizado como biomasa o no, siempre iba a estar ahí. Por lo que, si lo estudiamos desde este punto de vista, es una medida de reutilización de los residuos, lo cual no deja de favorecer la economía circular de la que tan ampliamente hemos hablado en este blog.

Quizás la forma de biomasa más conocida sea los pellets, pequeños cilindros prensados hechos con restos de podas, tablas y restos de aserradoras. Estos pellets tienen la ventaja con respecto a sus otros competidores como son el petróleo o el carbón que son muy baratos, y su precio es muy estable, no sufriendo las variaciones económicas que sufren los otros. Una de las desventajas de los pellets es que tienen menor poder calorífico, por lo que se necesita más cantidad. Esto se traduce en un mayor espacio de almacenamiento. Esto sin embargo no supone ningún inconveniente en las numerosas viviendas en las que se proyecta, ya desde la fase de diseño, se tiene en cuenta este sistema de combustión tan respetuoso con el medio ambiente.

En algunas ciudades como Pamplona se está comenzando a implementar este sistema por barriadas, situando una única caldera de gran tamaño y realizando posteriormente el reparto entre toda la cooperativa. La experiencia no sólo ha resultado sorprendentemente eficiente, sino que se ha traducido en un importante ahorro económico para el bolsillo de los vecinos.

Son muchas las ventajas que tiene este tipo de energía, pero si tuviera que enumerar la más importante sería que tiene un ciclo de CO2 neutro. Esto quiere decir que el CO2 emitido es igual al CO2 absorbido por la materia orgánica original, por lo que se trata de una energía eficiente, renovable y no contamina.

Está muy extendido entre la gente la falsa creencia de que el uso de madera como combustible es poco ecológico, sin embargo, estamos muy equivocados, ya que garantiza la repoblación y la limpieza de los bosques, reduciendo el riesgo a que se produzca un incendio. Y es que cuando obtenemos un beneficio económico de algo, tendemos a cuidarlo y valorarlo más. Esto mismo pasa con los bosques; una tala responsable y eficiente beneficia y mucho a todo el ecosistema.

Mientras que en países como Francia, Italia o Alemania está muy extendido el uso de biomasa, en nuestro país comienza a desarrollarse de manera más tímida especialmente en los últimos años.

SI estás pensando en incluir la biomasa en tu casa, te haremos un pequeño resumen de los tipos de calderas que existen:

Calderas convencionales adaptadas para pellets: tienen una baja eficiencia.

Calderas estándar de biomasa: son calderas ya diseñadas para su uso con pellets, y tienen una alta eficiencia.

Calderas mixtas: en ellas se pueden emplear tanto pellets como astillas, pudiendo cambiar de una a otra sin ningún tipo de dificultad.

Calderas de condensación: también están diseñadas para la quema de pellets, y mediante un intercambiador de calor, calientan el agua. Recuperan el calor latente de condensación bajando la temperatura de los gases hasta que se condensa el vapor de agua en el intercambiador.

Sin duda estamos hablando de una de las mejoras formas de energía que sin lugar plantea un potencia difícil de igualar.